Un túnel en el Cerro de la Cabeza
El misterio de la cueva del Cerro del Queso
Rafael Ignacio Rodríguez Moreno, Sevilla, 2018. Parte Primera del “Proyecto Olivares, Albaida del Aljarafe y Sanlúcar la Mayor. Aproximación al conocimiento de la historia, la población y el paisaje en el Aljarafe noroccidental, Campo de Tejada- Gerena, valle y vegas del Maenuba/Guadiamar desde la Prehistoria hasta la Edad Media”.
El lugar de un pozo que hace años se hundió, el sitio, X: 217444 Y: 4147893, permanece como un enorme y profundo socavón en medio del olivar, cogiendo prácticamente el espacio entre los cuatro olivos correspondientes a dos liños, con una mínima protección para evitar la caída de personas o maquinaria. A manera de hipótesis, retomamos la información del señor Álvaro Muñoz Alcaide, uno de los propietarios del Cortijo de Tablantes sobre la creencia del paso por sus tierras de un canal subterráneo que llevaba agua al cerro de la Cabeza desde un pozo antiguo ubicado en el yacimiento de la finca El Villar. Con ésta posible conducción relaciona este señor los ladrillos que aparecen en el importante yacimiento las Coronas NO-NE y que, por los demás, presenta también abundante mármol, recipientes de almacenaje y terra sigillata, revueltos por la labores de la maquinaria agrícola a un nivel no muy profundo. Este material no parece relacionable con una canalización sino con una importante vivienda u otra edificación. Pensamos, sin embargo, que convendría indagar sobre el hundimiento del pozo, que se ubica en una cota más baja que la de dicho yacimiento las Coronas, en la pendiente noroeste de la elevación que lleva este nombre, las Coronas, ante la hipótesis de que pudiera tratarse de un pozo secundario de un qanat o mina que, desde dicho pozo de El Villar, situado en torno a la cota 80, pozo madre o base de la conducción, transcurriera dentro de las tierras de Tablantes, que se van acercando a las cotas 70-60, por el yacimiento que ahora estudiamos. Dicha posible conducción islámica, de existir, hubiera creado por estos lugares y en el mismo El Villar, desde sus bifurcaciones y pozos intermedios, unos espacios de regadío. Relacionamos, en principio, con esta hipótesis otro hundimiento en el cercano sitio del Pozo o la Enreda. Pero también podría haberse tratado, aquel de Tablantes, en torno a la cota 65-70, de un pozo contemporáneo “pinchado” sobre dicha posible conducción islámica y que esta hubiera cedido.
Creemos que no es descabellado pensar que el recorrido hipotético de dicho qanat o mina podría, efectivamente, haber conducido al Cerro de la Cabeza, en un progresivo descenso desde las cotas 80 y 60 a la aproximadamente 35-40 de la base occidental sobre la que se eleva el tell, límite actual de la zona inundable, y donde se ubica la Molina, para finalmente incrementar el caudal de esta y, como es tradicional en las conducciones andalusíes, procurar garantizar el agua, en primer lugar, para los huertos, que también existirían en los entorno del tell de la entonces ya al qaryat subarbina y también asegurar el abastecimiento de la gente que habitaba estos lugares, dejando al final la aportación al molino. En gran medida responde al mismo criterio que el empleado en el trazado del canal madre o conducción al- qaws, el Caos, que en su momento estudiamos, y que aportaba agua a dicha La Molina y creaba espacios de regadío en su itinerario desde la Zúa del Tarajal, al norte. Transcurriendo por los puntos señalados, aunque no se siguiera una línea recta, se procuraba evitar las alturas de Las Coronas y se creaban unos espacios de regadío también en los sitios previos habitados y de buenas tierras entre El Villar y El Cerro de la Cabeza.Posible conducción de un qanat desde el sitio El Villar al hábitat y a la Molina de los entornos del tell Cerro de la Cabeza, antigua Laelia, perteneciente a al- qaryat subarbina.
El itinerario de esta hipotética conducción subterránea podría tener los siguientes hitos, correspondiendo el primero al que podríamos suponer probable pozo madre de El Villar de los dos o tres en el área ubicados, el segundo al lugar del hundimiento y los últimos al tell Cerro de la Cabeza y a La Molina.
Al norte del polígono del yacimiento, ya al otro lado del Camino Tablantes- Los Juncos, se ven, en las cercanías del probable itinerario de la conducción, bastantes piedras amorfas, a veces entre fragmentos de materiales de construcción antiguo y no pocos de obras contemporáneas, lo que expongo por si sirvieran estos datos de pistas en el futuro para determinar la existencia o no de aquella conducción y posible espacio de regadío o sobre otras construcciones en la zona. En todo caso, hemos oído hablar tanto a D. Juan Ignacio Marañón, uno de los propietarios de la finca Soberbina, al señor D. José Luís García Fraile, exalcalde de Albaida así como a diversos trabajadores en la zona, de la existencia bajo el tell de un túnel, unos nos indican al norte, otros al oeste, hacia La Molina y sobre esta. ¿Podemos pensar, al menos en este último caso, en una conducción de agua? La gente de estos lugares menciona la existencia, hace tiempo, de “cuevas” en el Cerro de la Cabeza en las que se encontraban útiles como lucernas, y hablan los propietarios de Soberbina de que, por el lado norte- noroeste, existía antes una “entrada” en forma de “túnel” afirmando que los que la habían conocido contaban que se penetraba bastante, hasta que las luces de las velas se apagaban. También hemos escuchado comentar a un campesino cómo gente perseguida durante o tras la Guerra Civil se refugió en una “cueva” muy amplia que existía en el Cerro, “tan grande como todo él, en el lado que da al cortijo”. Otra versión habla de que tras la Molina existía “un arco” que daba entrada al interior del Cerro. También hemos escuchado a un guarda rural, nacido en Soberbina, situar dicha entrada por el probable baluarte, es decir, al noroeste, entrada que dice conoció, suficiente para un hombre y, por su explicación, abovedada y construida del mismo material que el baluarte, refiriéndose, probablemente, al opus caementicium. Existe, pues, el decir popular que habla de la existencia de una “cueva”, de gran profundidad, bajo el Cerro de la Cabeza, afirmación repetida una y otra vez por personas de estos lugares. Algunas dicen haberla visto y entrado en ella hasta donde pudieron con luz de vela que terminaba por apagarse, relato escuchado varias veces, y otros, como hemos indicado, que sirvió a algunas personas para ocultarse cuando la guerra civil. Hemos oído hablar de algún “candil” encontrado en ella. Hemos escuchado a quien cuenta haber penetrado, siendo un niño, unos 150 metros, que era un túnel ancho con “las paredes de ladrillos”. Son, desde luego recuerdos de algo vivido siendo un niño y también ello hay que tenerlo en cuenta. Se dice que la entrada a la “cueva” fue tapada por la propiedad hace años y unos afirman que estaba hacia el noroeste y otros a la altura aproximadamente de la Molina.
También existe la tradición de llamar cueva a un dolmen de galería. Pensamos, por no descartar nada, que podría haber existido aquí previamente al tell. En las prospecciones hemos confirmado la hipótesis de un asentamiento calcolítico en los entornos del hábitat. Despoblados estos lugares al menos durante el Bronce Antiguo y Pleno, la estructura se habría ido totalmente mimetizando con el paisaje y el tell podría haberse ido formando a partir del asentamiento Bronce Final/Orientalizante que iría cubriendo el sitio original (montículo del dolmen) por su desarrollo a través de las distintas etapas históricas. Ese mimetismo es frecuente encontrarlo en un paisaje con dolmen, así, en Valencina, el de La Pastora y el de Ontiveros y, en Castilleja de Guzmán, el de Montelirio, integración en el paisaje que facilitó la construcción de una vivienda sobre aquel de Ontiveros. Por otro lado, la mención de un túnel de ladrillos con dirección a la Molina, en aquel otro recuerdo infantil, hace pensar en una conducción de aguas. El informante nos dice que penetró en él desde el lado oriental de la estructura, es decir, desde la orientación por la que recibía también la aportación de agua para su función como molino a través de la conducción de El Caos. Esta otra podría corresponder a aquella hipotética traída de aguas desde El Villar. Pero, en todo caso, no habría que descartar dada la imprecisión de estas informaciones y la importancia que llegó a tener Laelia, que dichas menciones de entradas a cuevas se refieran a las bocas de una red de cloacas.
En resumen. La gente de estos lugares menciona la existencia, hace tiempo, de “cuevas” en el Cerro de la Cabeza en las que se encontraban útiles como lucernas, y hablan los propietarios de Soberbina de que, por el lado norte- noroeste, existía antes una “entrada” en forma de “túnel” afirmando que los que la habían conocido contaban que se penetraba bastante, hasta que las luces de las velas se apagaban. También hemos escuchado comentar a un campesino cómo gente perseguida durante o tras la Guerra Civil se refugió en una “cueva” muy amplia que existía en el Cerro, “tan grande como todo él, en el lado que da al cortijo”. Otra versión habla de que tras la Molina existía un arco que daba entrada al interior del Cerro. También hemos escuchado a un guarda rural, nacido en Soberbina, situar dicha entrada por el baluarte, entrada que dice conoció, suficiente para un hombre y, por su explicación, abovedada y construida del mismo material que el baluarte, refiriéndose, probablemente, al opus caementicium.
Sobre este tema, que ya expusimos previamente en la presentación del proyecto para la recuperación, conservación y puesta en valor del patrimonio histórico, cultural y paisajístico de los tres municipios del Aljarafe a los que afecta más directamente la historia del Cerro de las Cabezas y de las vías de comunicación fluvial y terrestre, presentación que titulamos “Olivares, Albaida del Aljarafe y Sanlúcar la Mayor, un proyecto de futuro desde la historia y la ecología” , creemos que el tell debe ser objeto de prospección sistemática también para determinar la existencia o definitivamente rechazarla del decir popular que habla de dicha “cueva”, de gran profundidad, bajo el Cerro de las Cabezas, afirmación repetida una y otra vez por personas de estos lugares. Como acabamos de decir, algunas dicen haberla visto y entrado en ella hasta donde pudieron con luz de vela que terminaba por apagarse, relato escuchado varias veces, y otros que sirvió a algunas personas para ocultarse cuando la guerra civil. Hemos escuchado sobre este subterráneo a D. José Luís García Fraile, exalcalde de Albaida. También el señor J. Ignacio Marañón, propietario de Soberbina, nos ha comentado de ella. Hemos oído hablar de algún “candil” encontrado en ella. Hemos escuchado a quien cuenta haber penetrado, siendo un niño, unos 150 metros, que era un túnel ancho con las paredes de ladrillos. Son, desde luego recuerdos de algo vivido siendo un niño y también ello hay que tenerlo en cuenta. Se dice que la entrada a la “cueva” fue tapada por la propiedad hace años y unos afirman que estaba hacia el noroeste y otros a la altura aproximadamente de la Molina. Existe la tradición de llamar cueva a un dolmen de galería que podría haber existido previamente al tell, lo que confirmaría la hipótesis de un origen calcolítico o Bronce Final del habitat que lo podría haber ido cubriendo por su desarrollo a través de las distintas etapas históricas. Nuestras prospecciones nos indican presencia calcolítica en los entornos inmediatos del tell Cerro de la Cabeza. También datamos calcolítico en el valle del Maenuba y vega occidental así como en la cornisa sobre el río, destacando Aznalcázar, Sanlúcar la Mayor, Albaida del Aljarafe y Olivares, entornos del Monte Torrús especialmente. El calcolítico está presente en bastantes sitios del Aljarafe y de manera especial en la cornisa norte, Valencina y Castilleja de Guzmán donde se localizan varios dólmenes. No sería, pues, extraño al contexto sugerir la presencia de algún dolmen en el sitio previo a la formación del tell Cerro de la Cabeza. Nada mínimamente justificado podemos descartar en un proceso investigador. Por otro lado, la mención de un túnel de ladrillos con dirección a la Molina, en aquel otro recuerdo infantil, hace pensar en una conducción de aguas. El informante nos dice que penetró en él desde el lado oriental de la estructura, es decir, desde la orientación por la que recibía la entrada de agua para su función como molino. Relacionamos esta información con lo escuchado a uno de los propietarios del Cortijo de Tablantes, el señor Álvaro Muñoz Alcaide,que supone la existencia de una conducción subterránea que llevaría agua al Cerro de la Cabeza desde un pozo que se encuentra en el yacimiento que llamamos “el Villar” pasando por el sitio que mencionamos con el nombre de “Coronas noreste”, donde afirma que los tractores han sacado grandes ladrillos que él relaciona con esta supuesta conducción. Podría tratarse, como hemos sugerido, de un qanat o mina madre que alimentaría también a la Molina tras crear espacios de regadíos. No habría que descartar, en todo caso, dada la imprecisión sobre la localización de este “túnel” o “cueva” y la importancia que llegó a tener Laelia, que se tratara de una boca de la red de cloacas.
Dichas sean estas referencias a cuevas o a túnel porque creemos que no hay que obviar los relatos populares a la hora de buscar en el pasado. Así nos lo han mostrado la existencia ya constatada de un túnel bajo el suelo del casco histórico de Albaida, fotografiado por Jesús Morán Rodríguez, el descubierto por el arqueólogo Pedro Rodríguez en unas prospecciones sobre obra pública ante el Palacio del Conde Duque, en Olivares, y el aparecido en otra obra de Sanlúcar la Mayor cuya fotografía nos la cedió el Ayuntamiento de la localidad.
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